¿Hacia un nuevo patrón de liquidaciones de exportaciones del agro?

En lo que va de 2017, se observó una suavización en la evolución mensual de los ingresos en el mercado local de cambios de cobros de exportaciones del sector “Oleaginosas, aceites y cereales” respecto del desempeño registrado en los años anteriores que mostraban picos bien marcados en el segundo trimestre.

Este proceso se dio en un contexto caracterizado por un mercado libre que funciona con tipo de cambio flotante y un conjunto de innovaciones normativas que incentivaron cambios en las decisiones de los exportadores. En particular, se destacan la flexibilización en la operatoria para los exportadores en términos de alícuotas de derechos de exportaciones, eliminación de cupos de exportación para trigo y maíz y de plazos para sus liquidaciones, y la ampliación en el uso de la capacidad prestable en moneda extranjera de los bancos locales.

Comparando las liquidaciones de exportaciones del 2017 (incluyendo una proyección para noviembre y diciembre1) con el período 2013-20152, se contrastó la suavización mencionada. Considerando la participación que tiene cada trimestre en el año, se registró un primer trimestre de 2017 con un nivel de ingresos por encima de lo observado en los años anteriores en 5 puntos porcentuales, mientras que el segundo trimestre presentó una reducción de 7 puntos porcentuales respecto del promedio de liquidaciones de 2013-2015. El tercer y cuarto trimestre mostraron participaciones en los ingresos en línea con lo visto en los años anteriores. Una situación similar ya se había observado en las liquidaciones del sector en 2016.

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Esta suavización en los ingresos de cobros de exportaciones se enmarcó en un contexto de cambios estructurales. Por un lado, se encuentran los cambios introducidos por el Banco Central a partir de diciembre de 2015, de los que se destacan un conjunto normas tendientes a normalizar el funcionamiento del mercado de cambios. Asimismo, el Ministerio de Agroindustria introdujo modificaciones en las alícuotas de derechos de exportaciones aplicadas a los productos agrícolas3. En la misma línea, la Secretaría de Comercio Exterior eliminó las restricciones a las exportaciones de maíz y trigo4, y extendió los plazos para la liquidación de las divisas de cobros de exportaciones de bienes, llevándolo inicialmente a un plazo de hasta 3.650 días corridos (10 años),  para luego, el 2 de noviembre5 de este año, derogar completamente la obligación de la liquidación.

Con cupos a la exportación de trigo y maíz y un esquema de obligación de liquidación de fondos en plazos menores, el sector “Oleaginosas, aceites y cereales” presentó hasta el 2015 inclusive, una fuerte estacionalidad en sus cobros de exportaciones de bienes inherente al ciclo de los cultivos que comercializaba. Siguiendo el calendario de cosecha, los meses abril, mayo y junio fueron siempre los más fuertes respecto a las liquidaciones de exportaciones, dados los altos costos incurridos por la cosecha gruesa (soja, principalmente), como ser: labores de cosecha, gastos de comercialización, control de plagas, selección y empaque, y diversos. Asimismo, en el cuarto trimestre los productores incurren en los costos de siembra: labranza, semillas, agroquímicos y fertilizantes (ver cuadro)6.

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Un primer factor a destacar que explica la suavización en las liquidaciones de exportaciones, es el ritmo de comercialización registrado durante los primeros nueve meses de 2017. Cabe destacar que históricamente los ingresos de cobros de exportaciones se encontraban fuertemente ligados a los compromisos de compra de los exportadores a los productores, especialmente, aquellos contratos a precio pactado.

Durante el primer trimestre del 2017, se exhibió un ritmo de comercialización interna a precio firme mayor al del promedio de los años 2013-2015, principalmente explicado por mayores compras de trigo y de maíz, incrementándose 3,7 (433%) y 1,3 (38%) millones de toneladas, respectivamente (Ver gráfico 2). Estas subas en las compras fueron el resultado del crecimiento significativo en la producción de trigo y maíz, como consecuencia de la eliminación de las restricciones a la exportación y de la reducción a 0% de los derechos de exportaciones para estos cultivos.

En cambio, el segundo trimestre se caracterizó por un marcado retraso en las compras a precio firme de soja, que disminuyeron 22%, es decir unos 4 millones de toneladas, respecto del período 2013-2015. Para dar un orden de magnitud del retraso, a fines de junio de 2017 las compras internas de soja a precio firme cubrían un 30% del total de la producción estimada para la campaña 2016/17 (55 millones de toneladas)7, respecto de un 42% para el promedio de los años mencionados, lo que llevaría  a un stock récord histórico al cierre de la campaña 2016/178. Esto indicaría un comportamiento especulativo por parte de los productores de conservar la soja para aprovechar mejores márgenes de ganancia, dados posibles aumentos de precio y los anuncios de reducción de alícuotas para los derechos de exportación a partir del próximo enero.

Por último, en el tercer trimestre se evidenció un aumento considerable de la comercialización interna respecto del período 2013-2015. Este crecimiento, no característico del sector en años anteriores, estuvo explicado por mayores compras internas de maíz a precio firme por unos 3,4 millones de toneladas (98%) y de soja por 1,8 millones de toneladas (16%).

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Un segundo factor que podría haber incidido en la liquidación más suavizada a lo largo del año de divisas en el mercado de cambios fue el mayor acceso al financiamiento local para el sector. Al respecto, durante el 2016, el Banco Central amplió los usos para la capacidad prestable en moneda extranjera para las entidades financieras9. En el mismo sentido, se generó una mayor capacidad prestable para el sector financiero con las disminuciones del encaje sobre los depósitos en moneda extranjera10 a comienzos de 2016, y, luego, con la implementación del Régimen de Sinceramiento Fiscal11 que contribuyó a originar considerables fondos excedentes para las entidades. De este modo, en los últimos dos años se registró una aceleración en la toma de créditos locales en moneda extranjera por parte de productores/exportadores, evidenciándose con un aumento de 89% entre el 30.06.16 y el 30.06.17, en especial de aquellos no liquidados como prefinanciaciones de exportación.

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Nicolas M. Dominguez y Mariana I. García


1 Se proyecta para noviembre y diciembre un nivel de ingresos de cobros de exportaciones del sector en torno a los US$ 3.600 millones para la cual se consideró un margen de +/- US$ 300 millones. Se concluye que la estimación de este trimestre se mantendría sólida respecto del análisis realizado en este post.

2 Se decidió tomar este período, debido a su homogeneidad en cuestiones normativas respecto a los plazos exigidos de ingreso de liquidaciones por cobros de exportaciones (Resolución N° 231/2012) y a la normativa que dio inició a los R.O.E. obligando al maíz y al trigo a depender de autorizaciones para exportar, las cuales obedecían al saldo exportable estimado para cada campaña (Resolución N° 543/2008). Adicionalmente, los cultivos tuvieron la misma alícuota de derecho a las exportaciones en este período, sufriendo modificaciones recién los últimos días del año 2015.

3 Decreto N° 113/2015.

4 Resolución conjunta 4/2015, 7/2015 y 7/2015.

5 Resolución N° 47/2017 y Decreto 893/2017.
6 La soja de segunda, se refiere a campos que se siembran con dos cultivos en un mismo ciclo comercial, en general trigo y soja.

7 También debe remarcarse que fue notable la cantidad de compras que no tenían precio fijado: a fines de junio de 2017 ascendían a casi 9 millones de toneladas, mientras que en el período del 2013-2015 este valor promedió 5 millones.

8 Estimaciones publicadas por el Ministerio de Agroindustria para la campaña 2016/17.

9 Comunicaciones “A” 5.908 y “A” 6.031.

10 Comunicación “A” 5.873.

11 En el marco de la ley 27.260 se constituyeron depósitos a plazo en entidades financieras.